Cuando andas rodeado de gente, pero a sus ojos eres invisible...
Caminas, con los ojos encharcados y ves que en el mundo que te rodea sólo hay incomprensión, entonces lloras, lloras mucho más.
Imaginas que pasaría si la gente mirase más a su alrededor, si la gente observase que le sucede al resto de gente... y lo ves!
Ella llora, con los auriculares de música puestos, probablemente sólo para disimular , probablemente ni siquiera suena nada.
Llora, quizá por una historia de desamor, por un fracaso personal o por una perdida importante. Quien sabe! Y quien necesita saber... la gente pasa, nadie la mira. Excepto él, él si la ha visto.
La ve y siente pena, siente que debe hacer algo porque no está bien que alguien triste esté solo.
En ese momento, ve que en su mochila asoma un paquete de pañuelos de papel, pañuelos... que secan lágrimas!
Mientras la observa, saca un pañuelo del paquete y le empieza a dar forma.
Ella no le ha visto, ella no puede ver nada, sus lágrimas inundan su mirada. Se hunde en el asiento y el metro se detiene.
Él se levanta y, antes de salir, se acerca a la chica y con un suave "para ti" le da el pañuelo, pero no es un simple pañuelo, es una rosa blanca, una rosa de papel, una rosa que consigue arrancarle una sonrisa a esa chica derrumbada.
(Este relato esta basado en una maravillosa escena que presencié en el metro de Barcelona, algo tan humano y natural, y que a la vez cuesta tanto de ver en nuestra sociedad, que me puso la piel de gallina)