martes, 17 de enero de 2017

Quiero gritar que mi luna es bella

Hoy quiero gritar...
Quiero gritar que estoy en luna, que la luna está en mí y que hoy es llena.
Quiero gritar a los que me acallan, a quienes me enmudecen por no entender mis creencias;
a aquellas que no comprenden porque no han sentido lo que yo vivo desde el alma:
aquello que siento al agarrar un pincel untado en la sangre de mi vientre; 
cuando danzo bajo la luna llena y le aúllo fuerte;
que no comprenden la sensación de sentir esa luna en mi útero, latiendo, sí, latiendo;
la energía y la belleza con la que  es capaz de florecer mi sangre, 
sembrada en la tierra húmeda, a la que rezo.

Pero ya no quiero más callarme, quiero gritarlo a los cuatro vientos,
quiero pintarme el rostro con mi sangre y guerrear por nuestros derechos.                                     

Por el derecho a nuestro cuerpo, por el derecho a nuestra naturaleza,
a vivirnos y a amarnos, sin tabúes ni demencias.


Quiero gritar que el aroma de mi sangre no es feo     
y no deseo cambiarlo por el de nubes antisépticas;       
que estamos confundiendo a las niñas con tanto fluido azul 
y tanto mito de las tinieblas,           
que toca alzarse y gritar:      
"¡basta de infundirles dolor, basta de enseñarles a rechazar sus cuerpos!"

Quiero gritarles a los poderes impuestos que dejen de manipular nuestro ciclo natural,
que dejen de convertirlo en una dolorosa farsa;        
que nuestro cuerpo deje de ser propiedad del capitalismo y del patriarcado,  
que lo anulan y envenenan.                
                                                                                              
Quiero gritar bien alto que mi sangre es poderosa,          
que sucio y asqueroso es todo aquel que ve mi cuerpo como objeto de placer,
desechable cuando ya no le interesa;                                                                                          
aquel que me desea por mi olor a hormonas              
pero se retrae al ver una mancha roja en mis bragas;   
aquel que me viola a sangre fría, porque está caliente,
porque que no ve mi condición de persona ni tiene el valor de aceptarla, 
pues si lo hiciese su superioridad se desvanecería.

Quiero aullar bajo la luna, desnuda, mientras mi sangre nutre la tierra.                                                     
Le aullaré a la luna llena que bendiga mi vientre, 
le susurraré a la Madre Tierra que sane mi útero,
y no me importará que me llamen 
sucia, bruja o lunática,
porque mi cuerpo es sagrado,
mi bruja es maga
y mi luna es bella.