martes, 19 de julio de 2016

Pedazos de Ecuador

Ecuador, tierra de indígenas,
dónde en pocos días, pero muy intensos, mucho aprendí.

De la experiencia, nacen estos dos pequeños textos que comparto con ustedes.


En el bosque sané, en el bosque sentí, en el bosque aprendí

Cielo de nubes circulares, dicen. 
Es cierto, miro al cielo, las nubes movidas por el viento forman un círculo, siempre.
Miro al cielo tumbada en el pasto del bosque protector, del bosque que me sanó;
en él conocí a un duende, a uno de verdad; sencillo, luchador, superviviente... y también sanador;
sanador con sus silencios y miradas, sanador con su magia.

Y en ese bosque, en ese mágico lugar, me dije:
Déjate arropar por la Pacha Mama, deja que te cuide;
quédate con las buenas energías, con las que sanan,
con las que generan aprendizaje, con las que te abren las alas.

Y da gracias.

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Bosque Protector - Cascada de Peguche, Imbabura, Ecuador. (26-30 de junio de 2016)



De heroínas y héroes

Heroínas y héroes...
No son aquellos que nos suelen pintar, no.
No llevan capa, no son famosos y lxs niñxs no quieren ser como ellxs.
Son mucho más, yo lxs he visto...
Con edades indefinibles, cargan grandes pesos a sus espaldas o sus cabezas;
caminan distancias inimaginables para muchxs ciudadanxs de la vida moderna,
a veces "a cuatro patas", pues no pueden erguirse, o sus pies les entropecen;
y lo hacen por caminos sin asfaltar, empedrados; 
llueva o truene, continúan su recorrido, continúan su laburo.

De aparente fragilidad, pero con verdadera fortaleza.

Otavalo, Imbabura
Y mientras ellxs se dejan la piel, sus paisanxs adineradxs (si es que se les puede llamar paisanxs), se sientan altivos a que un muchacho, que bien podría ser hijo, sobrino o nieto de una señora de elevada edad, que trabaja bajo la lluvia unas calles más allá, le limpie las botas. 
Y así es como terriblemente, ciegxs, perpetuamos la desigualdad.

Ellxs son mis heroínas y héroes, 
deberíamos pensar más a menudo en su realidad.