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viernes, 16 de septiembre de 2016

Circo y humor - La Tropa de Falopio

3, 2, 1 ¡ACCIÓN! 

Cual plató de televisión, fuertemente estereotipado, exageradamente marcado por las construcciones sociales de feminidad y belleza (en tono burlón, claro está), empieza este espectáculo del Colectivo la Tropa de Falopio:

"La Tropa TV", que nos cuenta, lo que no nos cuenta la TV

¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la construcción de género? ¿Qué es la belleza femenina? ¿Cómo debe comportarse una mujer? ¿Qué hay de cierto en lo que nos enseña la televisión? ¿Qué hay de real en los cuerpos que vemos en pantalla?


Una crítica a los medios de comunicación, a la falsedad, la banalización y cosificación de la mujer, a las estructuras que perpetúan los medios (con su fuerte incidencia en las masas); desde la crítica y la deconstrucción de los estereotipos de género; desde el circo y el humor; desde los ovarios y el útero. Y, además, aportando datos y cifras, algo poco común en este tipo de formatos.




Dinámicas, divertidas, profesionales, bellas y "sin pelos en la lengua", estas mujeres nos atrapan la mirada y nos hacen reír a carcajadas, además de llevarnos al terreno de la reflexión mediante su arte.



Mujeres en movimiento que llevan de "acá para allá" sus voces, sus cuerpos y su espectáculo, revolucionando conciencias. 



Desde Bogotá, llegaron a La Casa de la Mujer de Pereira a dejarnos un poquito de su revolución ¡Gracias mujeres!


miércoles, 28 de octubre de 2015

De mujer servicial a mujer cosificada. El rol de la mujer en la publicidad.

La publicidad contribuye a la construcción de los roles de género. No es la única. Sus primas las películas y sus familiares cercanos, los cada día más estrepitosos programas de televisión también lo hacen. Lo hacen en muchas ocasiones los, hasta ahora indispensables de toda aula, libros de texto, en sus innumerables ejemplos sexistas. Son muchos los elementos sociales que contribuyen a esta construcción, que ejercen su papel socializador, en este caso socializador sexual. 

En la presente entrada nos centraremos en la publicidad y su contribución a la construcción de estos roles y, sobretodo, en observar la evolución de estos roles en el tiempo.

¿Cómo han evolucionado los roles de género en la publicidad?

Se ha pasado de una imagen de mujer servicial y "siempre a punto", perfecta ama de casa e imperfecta en el manejo de ciertos artilugios que sólo los hombres sabían usar, propia de los años cincuenta a, lejos de la ruptura de estereotipos de género, una mujer cosificada y denigrada en gran cantidad de anuncios, como si de un "objeto para el hombre" se tratase. Cuando no es así, la imagen de mujer polifacética "compañera, madre y trabajadora", prima en televisión, siempre perfecta y sin un pelo (y no de tonta).


Hoy la mujer aparece sumisa y violentada en cantidad de imágenes que bombardean nuestra mente y que evitaré mostrar, dado que no me parecen dignas de mostrar ni en el contexto de una crítica, pero no hay más que buscar un poco en la red para encontrar tan insultantes imágenes.

De una mujer que debía tener la casa bien limpia, a los niños quietecitos y a ella misma radiante y sonriente, un ser puesto al servicio del hombre en un mundo de hombres, pasamos a una mujer que es sólo un cuerpo (cada vez más artificial) para satisfacer a esos hombres que continúan siendo dueños y señores de una sociedad sumida en el patriarcado.

En contraposición a esto, supongo que como signo de supuesto progreso, nos venden una imagen de "mujer que puede (y debe poder) con todo": la casa, los niños, la pareja, el trabajo... pero no pasa lo mismo con los hombres, a ellos no se les pide estar "siempre a punto", por lo que esto se convierte en una falsa imagen de evolución y progreso del rol de la mujer, ahora simplemente, a todas sus obligaciones se le suman otras, como es el trabajo. Las exigencias crecen... y si no puedes con ellas ¿qué?

Pero las alternativas publicitarias existen, y es tan sencillo como mostrar la vida, la real, las situaciones que de veras podemos encontrar en cada parque, en cada plaza, en cada hogar... y una muestra de ello son los anuncios de Asevi Mio, una marca de frega-suelos que rompe con la imagen de familia ideal en la que todo es perfecto, con niñ@s, un papá y una mamá que, por supuesto, es la que lo mantiene todo limpio. Estos anuncios, además de romper estereotipos de género, muestran diversas realidades familiares, de las que hablaba en mi última entrada sobre diversidad familiar.

No podemos olvidar que todas las imágenes que bombardean nuestras mentes están condicionando a nuestras niñas y niños y sus concepciones sociales, el rol que deben asumir estará influenciado por toda la información que reciben. ¿Qué es lo que les queremos mostrar? ¿Cuál es la sociedad que queremos construir? ¿De que sirven todos los avances logrados si la mujer se sigue viendo atrapada en un mundo de hombres en el que su máximo potencial es su cuerpo?

¡Espero vuestras reflexiones!

jueves, 16 de julio de 2015

El uso adecuado del lenguaje contribuye a romper desigualdades

Quienes me conocen saben que tiendo a ser bastante meticulosa en cuestiones de terminología y uso del lenguaje. Quizás por las muchas palabras que mi madre me hizo buscar en el diccionario cada vez que desconocía su significado o dudaba en su escritura; quizás porque las clases de lingüística marcaron un antes y un después en mi amor por la lengua y sus palabras; quizás porque me encanta hablar (eso también lo saben quienes me conocen) y, ya que hablo, que mejor que hacerlo bien.

Por frases como la de mi Lalo "Las personas no son viejas, viejos son los trastos", que no recuerdo haber oído de su boca, pero que tanto me repitió mi madre, yo a menudo me oigo diciendo "No es sordomudo, por el "mudo", es una persona sorda, ya que hablar puede (aunque no lo haga)"  y obviamente con el "persona" delante, ya que antes que tener un déficit auditivo es una persona, no?

Detengámonos aquí un instante: 

Las personas Sordas (con S mayúscula, dado que se trata de personas con una identidad y cultura propias, sino hablaríamos de personas sordas que tienen un déficit auditivo pero no poseen identidad cultural propia) usan la lengua de signos como sistema de comunicación. Lengua (no lenguaje) y de signos (no de sordos).
Especifiquemos:
El lenguaje es la capacidad innata de los seres humanos para ordenar sus pensamientos y comunicarse; la lengua es el sistema de comunicación propio de dichos seres.
Por tanto, las lenguas de signos (no existe una única y universal) consisten en una modalidad de lenguaje viso-gestual.

Así pues, las palabras pueden contribuir a la transformación social o, por el contrario, perpetuar patrones de desigualdad. Así pasa con las personas con discapacidad, minorías culturales, diversidad de orientaciones sexuales o género.

Y con el género continúo:

¡Mujeres! Nosotras somos las que debemos empoderarnos e iniciar el cambio, para así extenderlo. No podemos ser nosotras las que contribuyamos al perpetuo lenguaje sexista, que contribuye a la desigualdad y a la invisibilización de la mujer en muchos campos.
Con esto no quiero decir que de pronto tengamos que hablarlo todo en femenino y radicalizarlo de manera que pasemos a la posición opuesta, lo cual a mi parecer continuaría siendo sexista (aunque comprensible, dado que en muchas ocasiones radicalizar es la única manera de causar impacto y remover conciencias), sino que se trata de otorgar a las palabras el género que se corresponde con la realidad de la que hablamos. Veamos un ejemplo:

Tradicionalmente múltiples profesiones se designaban únicamente en masculino, aunque a nivel oficial ya hace 20 años que se adecuó la denominación de títulos académicos oficiales a la condición masculina o femenina de quien los obtuviese, mediante una Orden de 22 de marzo de 1995 del Ministerio de Educación y Ciencia. Esto fue así dado que se consideró la importancia del lenguaje en la formación de la identidad social de las personas y en sus actitudes, así como para representar adecuadamente a la mujer y evitar discriminaciones. La RAE se mostró favorable al cambio, manteniendo las denominaciones que, debido a su terminación, se usan para ambos sexos.

Curiosamente a día de hoy se sigue oyendo a menudo, y en boca de mujeres, el uso de formas masculinas de profesiones como "juez" o "abogado" al hablar de mujeres, y a mi me sube un "no sé qué que qué sé yo" cuando lo oigo, que es como si de pronto estuviese a mediados del siglo XX.

Para acabar, y siguiendo con el género, que nadie tenga miedo de dirigirse en femenino a un grupo en el que la mayoría son mujeres, niñas o chicas ¡y que nadie se ofenda por ello! Llevo oyendo que esto es correcto desde que cursaba primaria (¡hace más de 15 años!) y bien poquita gente lo pone en práctica.

Pues bien, con ejemplos como estos no es de extrañar que haya quienes decidan hablarlo todo en femenino (¡ojo! no solo mujeres, también hay hombres que así lo hacen), a ver si así se van abriendo mentes y se van rompiendo patrones hasta ahora perpetuados pero que debieran estar obsoletos.

Las palabras estructuran nuestros pensamientos, nuestras construcciones mentales de la realidad, un lenguaje en el que no se ve representada de manera respetuosa y real toda la diversidad social, anula e invisibiliza a aquellas personas que no se ven representadas en el mismo, provocando un trato desigual hacia ellas.

¡Hablar bien es indispensable para una sociedad igualitaria e inclusiva!


Fuentes: Comisión Asesora Sobre Lenguaje del Instituto de la Mujer. Nombra (2003). Serie Lenguaje nº1.