lunes, 30 de noviembre de 2015

"Poder o no poder hacer es un hecho político" Entrevista a Antonio Centeno

Antonio Centeno es activista social en el movimiento de vida independiente de las personas con diversidad funcional. Actualmente se encuentra realizando dos proyectos, el documental “Yes, we fuck” y la película de ficción realista “Vivir y otras ficciones”. Además, ejerció la docencia en la etapa de  secundaria durante 10 años.

Hablar con Antonio es enriquecerse. 
Cuando habla sabes que tiene las cosas muy claras, 
sus palabras contienen un gran espíritu luchador 
y transmiten deseos de libertad. 

Hace poco escribí una entrada sobre uso del lenguaje como herramienta para romper desigualdades. En este sentido, háblame sobre el significado del concepto “Diversidad Funcional” y su contraposición con el término “discapacidad”.

En primer lugar, usar el término Diversidad Funcional no es un intento de ser políticamente correcto, sino de ser político. No es una cuestión de desgracia personal, sino que es una cuestión política que interpela a toda la sociedad.

Todo el mundo es diferente, en muchos aspectos, también físicamente; hay diferentes maneras de funcionar, de hacer las cosas. Esto es más real que definir a alguien en base a sus capacidades, lo cual está contaminado por el utilitarismo y el productivismo, que no tiene en cuenta capacidades como la capacidad de querer  o de hacer reír a otra persona.

Las capacidades son el resultado de la interacción de la persona con el medio social, por lo que es más realista y más útil para definir la realidad asumir que hay diversas maneras de estar en el mundo, en lugar de intentar homogeneizar las formas de hacer, de funcionar. Las personas viven en comunidad y por eso poder o no poder hacer es un hecho político.

Los términos que se han venido utilizando (subnormal, minusválido, discapacitado…) provenían de una decisión tomada de arriba hacia abajo, de los profesionales hacia las personas. El nuevo término (diversidad funcional) surge de las propias personas que forman el colectivo, que sitúan el eje de las capacidades en una cuestión política y no personal. Las capacidades no son solo del individuo sino de toda la comunidad.

Todo el mundo es diferente, pero solo algunas maneras de ser hacen que sufras una discriminación sistematizada.

En contraposición al término con connotación negativa “discapacidad”, el término Diversidad Funcional se sitúa en un plano neutro, más bien positivo. Esta denominación es una abreviación del término  completo “Personas Discriminadas por sus Diferencias Funcionales”.

En relación con tu experiencia como docente en secundaria ¿cómo crees que se aborda la diversidad funcional en los institutos?¿Y en las escuelas?

Se aborda mal. Se aborda como un problema, no como riqueza o como un recurso. El problema de base se encuentra en la formación inicial y continua de los docentes y en los medios materiales, los espacios, las ratios (ya que para abordar bien la diversidad funcional hay que individualizar cada acto pedagógico).

A esto se le añade un enfoque negativo de la diversidad, en general, y la diversidad funcional es la que peor se aborda. Es la única que justifica una red paralela en la que se apartan alumnos y alumnas por su diferencia, si esto se hiciese por razón de sexo o de etnia, parecería horroroso, pero por características funcionales se considera lo mejor para el alumnado. Eso no pasa con otras diferencias personales.

Con este enfoque se acentúa la falta de formación y recursos. Además, la falta de apoyos sociales (por ejemplo, asistentes personales), empeora el abordaje. El Departament d’Educació, por ejemplo,  no permite entrar a las aulas a personas que no se hayan contratado desde el mismo. Pero es que los apoyos tienen que seguir a la persona, no la persona ir a donde están los apoyos.

Existe una entidad llamada Solcom, que lleva casos de discriminación en la escuela, en los que se quiere escolarizar a niños o niñas en centros de educación especial, en contra de la voluntad de la familia o los propios niñ@s.

Una red paralela que separa al alumnado del entorno, supone falta de relación con un grupo de iguales, una disminución de las relaciones, y es una de las primeras piedras para construir la discriminación. Además, esto no es solo un problema para l@s niñ@s con diversidad funcional, sino que los niños sin diversidad funcional pierden la oportunidad de aprender de las primeras y toman una visión de que estas son raras, personas a las que no hay que acercarse para no ser como ellas. Esto encamina hacia una visión fascista del mundo.

Además, les damos este enfoque, lo asumen y después pretendemos revertirlo con discursos y currículum, pero es más fuerte la violencia que han aprendido.

Si la formación docente, los recursos materiales y la organización escolar estuviesen enfocados a acoger a la diversidad, los docentes tendrían mejores herramientas para atender al conjunto del alumnado.

¿Crees que se están dando pasos firmes hacia la escuela inclusiva?

Una parte es firme. Existe cierto consenso científico, pedagógico y jurídico que apuesta por la escuela inclusiva, y este cada vez es más sólido. Pero el compromiso y consenso político no está nada consolidado, de hecho se están dando pasos hacia atrás desde la política general: se han quitado recursos, aumentado ratios y expulsado a alumnos hacia centros de educación especial.

Se ha reavivado una visión de las personas desde un punto de vista utilitarista y productivista. A nivel de política catalana y española las leyes son ambiguas y validan la doble red (educación especial – educación ordinaria). Es necesario un cambio legislativo de acuerdo con el citado consenso científico, pedagógico y jurídico.

El pedagogo canadiense, Gordon Porter instaba, en una entrevista concedida a El diari de l’Educació, a nuestro sistema educativo: “Coged los recursos de la escuela especial y ponedlos al servicio de la inclusión”. En este mismo sentido, en tu ponencia durante la I Jornada Bambú cia. de teatre, el pasado 18 de julio, hablaste de convertir los Centros de Educación Especial en centros de recursos para los profesionales de la educación. ¿Podrías hablarnos de esta idea?

Se debe hacer una planificación desde una perspectiva que dure más de lo que dura una legislatura, que no dependa del partido político de cada momento. La inclusión debe ser un hecho compartido. La inclusión pasa por hacer converger la red especial con la ordinaria. Los espacios físicos destinados actualmente a la “especial” deben ser espacios para maestr@s y profesor@s, no espacios para separar a niños y niñas.

El pasado 20 de noviembre fue la conmemoración de la Convención de los Derechos de la Infancia de 1989. El artículo 23 de esta convención se refiere a los derechos de l@s niñ@s “disminuid@s”. ¿Qué opinas de su formulación?

Se trata de un planteamiento un poco absurdo ya que lo que se establece como “derechos específicos” para este colectivo es para tod@s l@s niñ@s. Tendría sentido una mención específica si esta sirviese para dar herramientas específicas que materializasen los derechos comunes a tod@s. Resulta contraproducente establecer ciertos derechos especiales para gente especial, ya que genera guetos y valida la red paralela.

Se trata de una declaración de intereses superflua. No es perjudicial, más allá de la palabra (disminuid@s), pero no genera herramientas específicas.

La escuela inclusiva debe generar las mismas oportunidades para tod@s. Creando una diferenciación de manera inútil, lo único que se consigue es evidenciar que el grupo es diferente pero no se hace nada para garantizar los derechos.

Falta densidad de relato social para que cada cual pueda situarse donde mejor se sienta, si esto no existe, desde la escuela l@s niñ@s deben aprender que tienen derechos y a como ejercerlos, a cómo gestionar los recursos disponibles. Por ejemplo, cómo gestionar la disposición de un asistente personal es un proceso que debe comenzar desde la escuela.

¿Crees que las familias con hij@s con diversidad funcional reciben una adecuada información, orientación y apoyo?

La información que se da, hace responsables a los padres de la atención, y todo se centra en la autonomía física, no se habla de autodeterminación y autonomía moral. Aunque no conozco este tema con detalle.

¿Qué opinas sobre la sobreprotección por parte de las familias y la discriminación positiva que puedan ejercer, por ejemplo, en relación a herman@s sin diversidad funcional?

Todos los padres se encuentran en la dicotomía libertad-protección, en el caso de padres y madres con hij@s con diversidad funcional el objetivo es la protección, y esto sucede porque no tienen herramientas para visualizar a sus hij@s de otro modo.

La cultura y el papel de los profesionales deben cambiar, enriquecerse, se deben potenciar partes en las que ahora no se está poniendo el foco.

Faltan herramientas para que l@s hij@s con diversidad funcional hagan las cosas a su manera. Hacen falta recursos tecnológicos, asistentes personales, etc. El problema es que faltan herramientas, pero lo que se visualiza es que no hace cosas porque no las puede hacer, o porque su manera de hacerlas no es legítima o adecuada.

No es lo mismo “no poder hacer” que “no tener apoyo para hacer a su manera”.

¿Crees que en nuestro país aún existe un grado elevado de discriminación hacia las personas con diversidad funcional?

Hacen falta recursos, pero también una ideología, tanto a nivel de productos culturales más realistas, como en los profesionales, para orientar los recursos.

No sirve de nada que una persona disponga de una silla de ruedas si le angustia salir a la calle y que le miren mal.

Hace falta un cambio de valores alrededor de la diversidad funcional, una aceptación de la diversidad humana y un relato social más rico que permita situarse igual que el resto de personas.

¿Cuáles crees que son los ámbitos en los que más limitado se sigue viendo el acceso de personas con diversidad funcional?

En pleno siglo XXI aun se encuentran barreras en múltiples ámbitos: transporte, urbanismo, arquitectura… Estas barreras aíslan del resto de personas y de los procesos sociales.

A nivel político y social hay una gran falta de recursos al servicio de la persona. Falta cantidad y calidad de recursos, y estos deberían ser flexibles para que se puedan adaptar a cada persona.

El problema de fondo es que falta un compromiso político que haga útiles las buenas leyes que tenemos. Hace falta un cambio de mirada y valor a nivel cultural que vea a las personas con diversidad funcional como personas de derecho, con derecho a vivir y convivir, y no sólo a sobrevivir.

También es importante incorporar los ejes del placer y del deseo. Incorporar el tema de la sexualidad ayuda a romper la infantilización de las personas con diversidad funcional. Se obvia que en la dependencia hay responsabilidad política. Si se nos ve como biológicamente dependientes es normal infantilizar, ya que los naturalmente dependientes son l@ niñ@s.

La visión de las personas con diversidad funcional como seres sexuados facilita la ruptura de la visión infantilizadora. La sexualidad debe ser un motor para que las personas tengan el deseo de tener una vida propia, para desear intimidad  y libertad.

En la actualidad, se enfoca el abordaje como gestión, que es la parte más pequeña y sencilla, pero el mayor problema es que las personas no demandan vida independiente, no demandan tener vida propia. Las personas con diversidad funcional han interiorizado que su cuerpo está fuera del deseo y el placer y eso se traduce en una menor demanda de vida propia con intimidad y libertad.

También es importante la disposición de un entorno de apoyo entre iguales.

¿Qué es lo más importante que debería cambiar?

Hay dos factores que son la base de la opresión: El patriarcado y el capitalismo.

En cuanto al primero, en las sociedades patriarcales, donde la mujer vale menos que el hombre, estas están destinadas a los cuidados domésticos de las personas dependientes, y cualquier otro recurso resulta más caro. No se puede competir contra esto.
Sólo en las sociedades en las que las mujeres valen lo mismo que los hombres, funciona la vida independiente de las personas con diversidad funcional.

En cuanto al capitalismo, este piensa a la persona como ser productivo, por lo que las personas con diversidad funcional lo tienen mal. Es necesaria una alternativa a la competencia salvaje de la capacidad.

Estas son las dos patas del capacitismo, y suponen grandes peligros que debemos combatir. Y recíprocamente, combatir el capacitismo ayudará a luchar contra el patriarcado y el capitalismo.


¡Mil gracias Antonio!


Aquí os dejo algunos enlaces de interés en relación a la entrevista:

viernes, 20 de noviembre de 2015

Infancia Refugiada

Hoy, 20 de noviembre de 2015, es el Día Universal del Niño (y de la Niña), día en el que se conmemora la Convención sobre los Derechos del Niño (o como prefiero llamarla Convención sobre los Derechos de la Infancia) aprobada por la ONU en 1989 y que hoy cumple 26 años.

Los 54 artículos que recogen los Derechos de la Infancia se basan en cuatro principios fundamentales:

  • La no discriminación: los mismos derechos para tod@s l@s niñ@s.
  • El interés superior del/de la niñ@: cualquier decisión, ley o política que pueda afectar a la infancia deberá tener en cuenta que sea la mejor opción para la misma.
  • El derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo.
  • La participación: el derecho de la infancia a ser consultada en aquellas situaciones que le afectan y a tener en cuenta sus opiniones.
Información extraída de UNICEF http://www.unicef.es/infancia/derechos-del-nino

Ayer, la Associació de Mestres Rosa Sensat, celebró un acto de conmemoración de esta convención sobre los Derechos de la Infancia que, en esta ocasión, puso el foco de atención en la alarmante situación de desplazamientos forzados que están viviendo niñas y niños de distintos países de África y Asia en la actualidad.

El acto contó con la presencia de Josep Mª Villena, de la TIAC (Taula per la Infància i l'Adolescència de Catalunya), que afirmó que Cataluña debe ser pionera en la atención a los derechos de la infancia así como en la acogida de refugiad@s y destacó que "la pobreza es el resultado de las diferencias económicas entre ciudadanos". 

Las ponencias del acto fueron a cargo de Joan Reventós, coordinador de ACNUR en Cataluña y Emilie Rivas, de Save de Children. Ambas fueron muy interesantes, pero también abrumadoras. Las cifras son elevadas y la situación alarmante.

El tema de los desplazamientos forzados viene preocupando a la sociedad occidental desde hace algunos meses, cuando la "crisis de los refugiad@s" empezó a llegar a Europa, pero esto no es algo nuevo. Actualmente, en el mundo hay unos 60 millones de personas refugiadas, de las cuales la mayoría son mujeres, gente mayor y niñ@s (en 2014, más del 51% eran menores de 18 años). Estas cifras se han ido multiplicando en los últimos años y la "crisis de refugiad@s" más fuerte la vienen viviendo Jordania, el Líbano e Irak.

Las principales preocupaciones en cuanto a estas niñas y niños son la protección y su acceso a la educación, teniendo en cuenta que muchas de ellas viven su situación de desplazamiento, en busca de asilo, sin acompañamiento por parte de ninguna persona adulta, es lo que se denomina MENA (Menor No Acompañado) y en 2014 había 35.000 niñ@s en dicha situación.

La situación es complicada y las vías de solución también lo son, es por ello que es de gran importancia la protección internacional y lo que podamos hacer desde los países de acogida para garantizar el bienestar de estas personas que, no olvidemos, son sujetos de derechos. Como dijo Emilie Rivas en su ponencia "si l@s niñ@s son sujetos de derechos, quiere decir que también hay obligaciones, quienes tienen esas obligaciones las deben cumplir". Este año, entre enero y setiembre, llegaron a Europa 214.000 niñ@s refugiados. Garantizar sus derechos (los mismos que los de cualquier niñ@), es indispensable.
Recordemos que tienen derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo (entre muchos otros), no aportarles protección abre la puerta a "mafias" o al reclutamiento de "niños soldado", como viene sucediendo en muchas zonas en situación de conflicto.

Además, resulta básico saber como abordar este tema desde nuestra sociedad, tanto con l@s más pequeños como con la sociedad en general, dado que se debe evitar el rechazo hacia la acogida de las personas refugiadas que llegarán, se debe crear conciencia, construir opinión,

¿Cómo se puede abordar el tema desde la escuela? 

Considero básico que se abra el debate entre maestr@s y profesor@s y también entre escuelas, para que desde las mismas se converse con el alumnado, se sensibilice a las personas y se visibilice el problema. Están pasando cosas graves, que no se deben ignorar. 

Desde la biblioteca de Rosa Sensat, han preparado una maleta de libros para trabajar el tema de l@s refugiad@s, con niñ@s y jóvenes. La maleta "Guerras que no se acaban" estará disponible a partir de enero. +info: http://www.yumpu.com/en/document/view/54670080/maleta-guerres-que-no-sacaben

Además, desde el Comité Catalán de ACNUR, proponen un par de recursos educativos para trabajar el tema de l@s refugiad@s:


Invito a la lectura de los Derechos de la Infancia, documento a menudo desconocido para muchas y muchos. Much@s se sorprenderán, por ejemplo, de los artículos relativos a la "participación", pero deben quedar claros, l@s niñ@s tienen opinión, tienen derecho a ser consultados, tienen derecho a participar en la vida activa. Nuestro país ratificó estos derechos, deberíamos tenerlos claros y no olvidarlos, sino garantizarlos.