viernes, 26 de agosto de 2016

Siete meses...

...siete meses de conocer personas, lugares, olores y colores.   
                  
Siete meses de saborear Colombia; siete meses de aprendizajes y conocimientos.
Siete meses de arepas, buñuelos, aguacates y plátanos maduros. 
De comer mangos recién caídos del árbol en la costa del Caribe, de disfrutar de cascadas, de parchar en ríos; de aprender, a cada rato, que menos es más; que no se trata de tener, se trata es de vivir.
Siete meses de comercios insólitos, de "Ingenio Colombiano", de ver como cada quién se busca la vida para salir adelante; de ver modos de vida que nunca hubiese imaginado.

Siete meses de ir incorporando jerga y costumbres, de acercarme a culturas ancestrales, de aprender sobre indígenas y afros, de conocer sobre las realidades del conflicto.

Y subir a Pueblito... aquel primer contacto con lo indígena... "El camino a ese antiguo asentamiento indígena es algo de otro mundo, inmensidad entre rocas y montañas, magia, hasta la cima. La subida me roba el aliento, el paisaje me alimenta el espíritu" (Marzo 2016. PNN Tayrona)

Indígenas. Palomino, La Guajira
 




De ver lo injusto y lo bello; la abundancia y la miseria; brillantes vergeles y áridos desiertos; paraísos naturales y basura cubriéndolos…

Cabo de la Vela (Costa del Caribe)
La Bocana, Bahía Málaga (Costa del Pacífico)

“Contrastes… caos… playa, desierto, sol, calor, viento, dunas… pobreza y KiteSurf…
Contrastes… como tan a menudo sucede en Colombia…
“Sí, por la mañana voy a la escuela y por la tarde trabajo…” – dice ella. “¿Y no juegas?” – pregunto. “No, no juego” (Fragmento de una conversación con dos niñas Wayuu, una de no más de 5 años, que intentan vendernos artesanías) Y se marchan contentas con un poco de agua que me queda (muy poca), y caliente, pero ellas se van sonrientes, pues es agua, es vida.
Y me pregunto, ¿dónde está su infancia? ¿Tan poco vale  la vida de esxs niñxs? Y, por el contrario (y lastimosamente), en el mismo lugar tengo que oír conversaciones de quiénes dicen orgullosos que “vivir la vida” (y allí lo hacen) es no hacer nada (más que fumar y follar), y me parece triste y lamentable, (...) hay que ser proactivx, pensar, hacer, “trabajar” (en el más bello sentido de la palabra, para vos, para lxs tuyxs, para construir una vida), o por lo menos no ir a joder a donde la miseria impera, y regodearte de tus buenas circunstancias, allá donde lxs niñxs trabajan, allá donde no existe la ”infancia”…” (6 de  julio de 2016, Cabo de la Vela, La Guajira)

Siete meses de puestas de sol; de cocos, de palmeras, de raíces; de flora y fauna; de biodiversidad mágica y salvaje.

PNN Tayrona
Heliconia. Santa Rosa de Cabal

De conocer mujeres luchadoras, verdaderas guerreras, absolutas heroínas.

"Fuman pitillos al revés, trabajan con la fuerza de su cuerpo, tiran pa'lante a sus familias, son las matriarcas de sus tribus. O será, simplemente, que nosotras conocimos a una así; o será, realmente, que así son las mujeres del Pacífico" ("Las mujeres de San Cipriano son guerreras", 22 de junio de 2016)

Mujeres trabajando en la calle. Riohacha, La Guajira

De aprender a conectar con la Pacha Mama; de entender que mi útero está conectado con ella; de dar Gracias.
Siete meses de tener que hacerme valer a cada rato, porque soy mujer, y viajo sola; de reivindicar a cada rato que no debería verse extraño, que no tengo que justificarme: que sí, soy mujer, viajo sola, y orgullosa.
De estudio, de trabajo, de aprender, poner en práctica, reflexionar...

"(...)me he tenido que reinventar día a día. He aprendido a tener paciencia, a no desistir, aunque en más de un momento tuve ganas de tirar la toalla. He aprendido a explicar las cosas de tantas maneras como hiciese falta, aunque a veces ninguna fuese válida. He aprendido que me queda mucho por aprender (...). (...)que habrá uno y mil obstáculos que frenen nuestros deseos de cambiar las cosas (...) que los pequeños actos son los que cuentan, que a veces vale más devolverle el brillo a la mirada de un niño que intentar cambiar algo tan grande, que requeriría de un tiempo del que no disponemos." (Fragmentos de mi informe final de "Práctica Pedagógica Etnocomunitaria. Pereira, junio 2016)

...y de viajes.    
                                                                                                 
“No viajar para llegar, viajar para gozar, viajar para conocer intensamente. Cuando viajas sola divagas, sin prisa; te sumerges, en rincones y personas; tienes la posibilidad de perderte. Y más vale conocer pocos lugares, y saborearlos, que visitar montones, pero de paso, sin vivirlos” (6 de julio de 2016, en ruta)

Lugares que esconden pasado, que poseyeron esclavitud, que son referentes turísticos, pero siguen albergando miseria...

Paradójico nombre, teniendo en cuenta que tras este muro se daba la compra-venta de esclavxs...         Cartagena de Indias

"Belleza, color... y miseria, siempre miseria. Miseria rodeada de joyerías, de cafés lindos, de opulencia. Y música, y alegría, características esenciales de estas tierras colombianas sabrosas. Y pisar sobre el suelo en el que se daba la compra-venta de esclavos, me deja una sensación extraña. Contrastes... siempre contrastes. Y de nuevo en la ciudad, cada vez más segura de que lo mio no está acá. Lo mio está en los lugares pequeños, en los que se encuentran personas hermosas, en los que las relaciones fluyen, en los que se puede respirar la vida... (...) Y sigo abrumada, por la ciudad que me rodea, con su esplendor sofocado en la miseria; y toda la gente que pasea, ajena a ella,  pues no vinieron a ver eso, pues únicamente miran allá dónde les interesa" (13 y 14 de julio de 2016, Cartagena de Indias) - Cabe decir, que en las ciudades también he conocido personitas bellas.

Siete meses de magia, de vida, de caminos; siete meses que no acaban, 
que seguirán siendo...

Personitas bonitas del camino... La Florida (Risaralda)