Programando sin sentido

28 de febrero de 2015


A veces nos toca trabajar con personas que, por los motivos que sea (problemas cognitivos, avanzada edad, etc), no logran recordar algunas cosas, en este caso signos, es decir, vocabulario de la lengua que les enseñamos. Su cerebro los retiene unos segundos pero resulta como si, al cabo de esos instantes, los borrase automáticamente.

Pensando en como solventar este problema, caí en la cuenta: para que los recuerde, para que los integre en su estructura mental, debo darles significado, deben tener sentido para ella. Y además debe poder visualizarlos, ordenarlos, verlos instalados en una secuencia lógica, no ser un puñado de símbolos abstractos y desordenados.

Así me lancé a crear este sencillo material para aprender y repasar las partículas interrogativas de la LSC (Lengua de Signos Catalana).

Este recurso, además de permitir visualizar una secuencia de preguntas personalizadas, permite "jugar" retirando todos los signos y debiendo (re)colocarlos en su lugar, trabajando así la memoria.

Espero que os inspire y os ayude en vuestra actividad!


*Nota: A la Princesa Verde no le gustan las banderas, pero en ocasiones resultan un recurso visual muy útil.


31 de enero de 2015

Retomo este espacio para compartir un material adaptado a personas con sordoceguera. 
Al carecer de dos sentidos, se hace imprescindible promover el uso de los restantes (y en la medida de lo posible, aprovechar los restos funcionales tanto auditivos como visuales). 
Al trabajar con una persona sordociega, el sentido que se vuelve más relevante a la hora de relacionarse con el entorno es el tacto, por lo que es importante aportar un valor táctil a los elementos que usemos al trabajar con una persona que vive esta realidad sensorial.

El juego que hoy os presento es útil tanto para jugar con personas con sordoceguera, como con discapacidad visual o incluso para trabajar los números y las formas con niñ@s pequeños.

Se trata de un juego tipo "UNO" en el que he realizado las siguientes adaptaciones:
 -  Substituyo los colores (elemento visual) por las formas planas (elemento sensible al tacto).
     Las formas son las siguientes: triángulo, círculo, hexágono y rectángulo.
 -  Jugamos con números del 1 al 9 (por cada forma), que aparecen en relieve en cada carta.
 
Es necesario que en un primer momento situemos todos los elementos en una mesa y dejemos que los participantes los rastreen a través del tacto y se familiaricen con el material, para después proceder a explicar el juego.

Es un juego que se puede adaptar a diferentes grados de dificultad, en función de las personas con las que vayamos a usarlo. La forma más sencilla es la siguiente:

- Se reparten todas las cartas entre l@s jugador@s.
- Cada vez tira uno, de manera consecutiva, en la dirección que se elija.
- La regla fundamental del juego es que se debe tirar una carta que coincida, o bien en forma o bien en número, con la carta que tira el/la jugador/a anterior.
- Gana el primero que se queda sin cartas.

Con esto promovemos la comprensión de las normas del juego, así como la identificación y relación de distintas formas a través del tacto.
Es útil también para trabajar el conocimiento de los números y las formas a nivel básico.

Es indispensable (sobre todo en el caso de personas con sordoceguera) que tras cada jugada se le muestre al siguiente jugador (mediante el tacto) la carta que se ha puesto sobre la mesa

Una vez lo anterior está asimilado, podemos añadir otros elementos que "complican" el juego:
- Los famosos "chúpate 2" y "chúpate 4":  se elaboran tarjetas en forma de + con el número 2 o 4, en relieve, en el centro (se incluirían, 4 tarjetas con el nº2 y 2 con el nº4).
- "Prohibido tirar": Se elaboran tarjetas con la forma del símbolo de prohibido (incluimos 3 o 4).
- "Cambio  de sentido": Se elaboran tarjetas en forma de flecha.

Para jugar con este grado de dificultad no se reparten todas las cartas, sino que se establece un           número (ej. 7 por jugador/a) y el resto se dejan a parte para cuando toque "robar".
.
Como siempre cualquier crítica (constructiva) o sugerencia será bien recibida.

¡Espero que os guste y os sea útil!



28 de noviembre de 2014

Dada mi actual situación profesional, debo abandonar este proyecto, pero para que este siga su curso le paso el testigo a Anaïs Martín, integradora social y artista, que estoy segura de que le dará vida propia a este taller. Ella nos irá informando, para poder compartir con tod@s vosotros aquellos aspectos que consideremos relevantes y que supongan una información digna de mención en este espacio. Por lo que, aunque desde un plano diferente, la Princesa Verde no se desvincula totalmente del proyecto, ya que lo sigue considerando un poquito suyo y de especial interés creativo.


4 de agosto de 2014

Al programar un taller de expresión corporal, o de teatro, de movimiento... tendemos a incluir sonidos, música y señales acústicas en general, que nos ayudan a dar dinamismo a las actividades propuestas. La música acompaña al movimiento, lo guía; emitir ciertos sonidos puede servir de pauta en muchos ejercicios, por ejemplo caminamos despacio cuando oímos palmadas lentas y nos apresuramos cuando estas son más rápidas. Pero estas formulas no funcionan con todas las personas que podemos encontrar en un taller de expresión corporal.
Hoy me encuentro programando 9 sesiones de expresión corporal para un grupo de una escuela de educación especial específica para alumn@s Sord@s.
Dentro de la lista de cosas a tener en cuenta a la hora de trabajar con este colectivo, se hace presente, subrayado y en mayúsculas, la necesidad de substituir las señales acústicas de los diferentes ejercicios, por señales generalmente visuales o táctiles. Regresemos al ejemplo citado anteriormente:

La actividad consiste en caminar por el espacio, siguiendo el ritmo que marca la dinamizadora dando palmas. Para una persona oyente esto puede resultar sencillísimo, ni siquiera debe mirar a la dinamizadora, ya que la señal acústica llega perfectamente a sus oídos. La persona Sorda sólo podría seguirlo en la medida que viera el movimiento de sus manos (y aún así resultaría muy confuso).
He pensado en posibles maneras de llevar a cabo la actividad, y la mejor solución me parece la siguiente adaptación:
A uno o ambos lados de la sala (en función de las posibilidades), la dinamizadora agitará de manera alterna, unos pañuelos suficientemente grandes de los colores del semáforo: ROJO: Quietos/AMARILLO: Caminamos/VERDE: Corremos. Si existe la posibilidad de hacer esto a ambos lados de la sala, es decir, con dos personas agitando pañuelos, la actividad será mucho más dinámica. Además, hay que tener en cuenta que el campo visual de las personas Sordas, suele ser más amplio que el de las personas oyentes, ya que se desarrolla más dada su necesidad. Por lo tanto, recibiendo la señal por ambos lados y también al ver la reacción de compañer@s, no existe limitación en la actividad, que además contribuye a la concentración.

Esto es simplemente un ejemplo entre los muchos que puede haber, uno de los que yo he decidido adoptar para mis talleres, pero que aún no he llevado a la práctica.
A veces no se trata solo de hacer una pequeña modificación, sino de reelaborar ejercicios para que se ajusten mejor a las necesidades de l@s participantes, para estimular el resto de sentidos, que es al fin y al cabo, con lo que cuentan y dónde se encuentran sus capacidades (sensoriales), que son las que debemos promover.

Este espacio va a servir de "diario de viaje", por el momento en el proceso de programación y cuando iniciemos el taller, para explicar mis vivencias prácticas.

Podéis expresar vuestras dudas o preguntas en un comentario y también aceptaré encantada recomendaciones y sugerencias!

Hasta pronto!

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