La competitividad es un valor que fomenta la rivalidad, el egoísmo y el individualismo.
Actualmente vivimos en una sociedad donde la competitividad está a la orden del día, competitividad económica y empresarial, competitividad política, competitividad en la escuela, competitividad, incluso, en cosas sin verdadera importancia, como llevar ropa de marca o tener mejor coche que el vecino.
De hecho, vemos que las palabras competitividad y competencia se utilizan a menudo como conceptos positivos, y en algunos contextos lo son; lo son si hablamos de tener competencias -conocimientos, habilidades, valores- en un ámbito o en otro, pero no lo son si se trata de utilizar la rivalidad para conseguir un objetivo a cualquier precio, sin importar si pisamos a otros por el camino, como pasa en grandes empresas multinacionales, calificadas de "muy competitivas" en valor positivo, cuando estas empresas, para funcionar, probablemente estén vulnerando derechos humanos y estén creando un impacto negativo en el medio ambiente. Estas situaciones crean una gran desigualdad social.
Para evitar estas desigualdades sociales se tiene que partir de la educación, por lo tanto desde la escuela se tendría que fortalecer la cooperación entre los niños y niñas, en lugar de fomentar la competitividad. Dejar a un lado la rivalidad y promover el apoyo entre personas.
De hecho, vemos que las palabras competitividad y competencia se utilizan a menudo como conceptos positivos, y en algunos contextos lo son; lo son si hablamos de tener competencias -conocimientos, habilidades, valores- en un ámbito o en otro, pero no lo son si se trata de utilizar la rivalidad para conseguir un objetivo a cualquier precio, sin importar si pisamos a otros por el camino, como pasa en grandes empresas multinacionales, calificadas de "muy competitivas" en valor positivo, cuando estas empresas, para funcionar, probablemente estén vulnerando derechos humanos y estén creando un impacto negativo en el medio ambiente. Estas situaciones crean una gran desigualdad social.
Para evitar estas desigualdades sociales se tiene que partir de la educación, por lo tanto desde la escuela se tendría que fortalecer la cooperación entre los niños y niñas, en lugar de fomentar la competitividad. Dejar a un lado la rivalidad y promover el apoyo entre personas.
Para conseguir una sociedad más justa tenemos que educar desde la infancia en los valores de la cooperación, la colaboración, la solidaridad, la empatía... ya que si desde la educación, en todos sus niveles, luchamos por este tipo de sociedad, la transformación será posible.
SÓLO APRENDIENDO A TRABAJAR JUNTOS Y UNIENDO FUERZAS, PODEMOS CREAR UNA SOCIEDAD MÁS LIBRE E IGUALITARIA.
SÓLO APRENDIENDO A TRABAJAR JUNTOS Y UNIENDO FUERZAS, PODEMOS CREAR UNA SOCIEDAD MÁS LIBRE E IGUALITARIA.
Enhorabuena y gracias Anna, da mucho que pensar. El problema es que no todas las personas partimos de la misma educación o nos han inculcado los mismos valores. Sería conveniente estandarlizar una educación social que nos beneficie a todos, no tantas gaitas en los colegios...
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