jueves, 6 de marzo de 2014

Soy mirona, y me gusta!

Durante mucho tiempo me he considerado muy... como decirlo... sí, muy mirona. Voy por la calle y miro a la gente, incluso vuelvo la cabeza para seguir viendo a alguien con quien me he cruzado, a menudo ni siquiera disimulo. Si, me gusta mirar. Pero durante mucho tiempo he considerado que quizás esta práctica era algo extraño, algo que no se debe hacer, aunque no por ello he dejado de hacerlo, nunca ha sido una mirada burlona, ni irrespetuosa. Pero hoy...

...hoy iba en el metro, de pie. Ante mi, tres personas incrustadas en sus "smartphones" y conectados a sus auriculares no sabían lo que pasaba a su alrededor. Yo, en cambio, con mi "smartphone" en el bolsillo (si, yo también tengo uno, tampoco es cuestión de mentir) practicaba mi gustosa afición, observaba a las personas del vagón con los ojos bien abiertos, sintiendo la gran pluralidad en la que vivimos, detectando peculiaridades que enriquecen mi vida, y ha sido entonces cuando me he dado cuenta... he tomado conciencia de que mirar a los seres humanos que me rodean, aún sin conocerlos, no es algo extraño. Es absolutamente lo contrario, es natural, natural como la vida misma, es un acto social. Pero, aunque desconozco el motivo, preferimos evadirnos de la realidad social, de nuestro propio ambiente, para sumergirnos en una burbuja virtual que a menudo nos aliena.
¿Porque tenemos tanto miedo, o tanto rechazo, a mirar a nuestro alrededor? ¿Porque no nos relacionamos con nuestro entorno de manera natural?
Somos seres sociales, somos seres reales, eso es algo que no deberíamos olvidar.

1 comentario:

  1. Yo también soy mirona, y me encanta estar en pequeños espacios como un vagón de metro, esperando para entrar en la consulta del médico o hacer cualquier cola porque me da la oportunidad de observar. Lo que más me gusta es imaginar. Imaginar a qué se dedicará ese señor de la corbata fea, por qué tiene esa expresión esa muchacha que parece triste, ¿será lista? ¿Y ese chico de ahí? Parece tímido.

    Me encanta, y no puedo evitarlo. Sí, yo también soy mirona.

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