Antonio Centeno es activista
social en el movimiento de vida independiente de las personas con diversidad
funcional. Actualmente se encuentra realizando dos proyectos, el documental
“Yes, we fuck” y la película de ficción realista “Vivir y otras ficciones”.
Además, ejerció la docencia en la etapa de secundaria durante 10 años.
Hablar con Antonio es enriquecerse.
Cuando habla sabes que tiene las cosas muy claras,
sus palabras contienen un gran espíritu luchador
y transmiten deseos de libertad.
y transmiten deseos de libertad.
Hace poco escribí una entrada sobre uso del lenguaje como herramienta para romper desigualdades. En este sentido, háblame sobre el significado del
concepto “Diversidad Funcional” y su contraposición con el término
“discapacidad”.
En primer lugar, usar el término
Diversidad Funcional no es un intento de ser políticamente correcto, sino de
ser político. No es una cuestión de desgracia personal, sino que es una
cuestión política que interpela a toda la sociedad.
Todo el mundo es diferente, en
muchos aspectos, también físicamente; hay diferentes maneras de funcionar, de
hacer las cosas. Esto es más real que definir a alguien en base a sus
capacidades, lo cual está contaminado por el utilitarismo y el productivismo,
que no tiene en cuenta capacidades como la capacidad de querer o de hacer reír a otra persona.
Las capacidades son el resultado de
la interacción de la persona con el medio social, por lo que es más realista y
más útil para definir la realidad asumir que hay diversas maneras de estar en
el mundo, en lugar de intentar homogeneizar las formas de hacer, de funcionar. Las
personas viven en comunidad y por eso poder o no poder hacer es un hecho
político.
Los términos que se han venido
utilizando (subnormal, minusválido, discapacitado…) provenían de una decisión
tomada de arriba hacia abajo, de los profesionales hacia las personas. El nuevo
término (diversidad funcional) surge de las propias personas que forman el
colectivo, que sitúan el eje de las capacidades en una cuestión política y no
personal. Las capacidades no son solo del individuo sino de toda la comunidad.
Todo el mundo es diferente, pero
solo algunas maneras de ser hacen que sufras una discriminación sistematizada.
En contraposición al término con
connotación negativa “discapacidad”, el término Diversidad Funcional se sitúa
en un plano neutro, más bien positivo. Esta denominación es una abreviación del
término completo “Personas Discriminadas
por sus Diferencias Funcionales”.
En relación con tu experiencia como docente
en secundaria ¿cómo crees que se aborda la diversidad funcional en los
institutos?¿Y en las escuelas?
Se aborda mal. Se aborda como un problema, no como riqueza o como un recurso. El problema de base se encuentra en la formación inicial y continua de los docentes y en los medios materiales, los espacios, las ratios (ya que para abordar bien la diversidad funcional hay que individualizar cada acto pedagógico).
A esto se le añade un enfoque
negativo de la diversidad, en general, y la diversidad funcional es la que peor
se aborda. Es la única que justifica una red paralela en la que se apartan
alumnos y alumnas por su diferencia, si esto se hiciese por razón de sexo o de
etnia, parecería horroroso, pero por características funcionales se considera
lo mejor para el alumnado. Eso no pasa con otras diferencias personales.
Con este enfoque se acentúa la
falta de formación y recursos. Además, la falta de apoyos sociales (por
ejemplo, asistentes personales), empeora el abordaje. El Departament d’Educació,
por ejemplo, no permite entrar a las
aulas a personas que no se hayan contratado desde el mismo. Pero es que los
apoyos tienen que seguir a la persona, no la persona ir a donde están los
apoyos.
Existe una entidad llamada Solcom,
que lleva casos de discriminación en la escuela, en los que se quiere
escolarizar a niños o niñas en centros de educación especial, en contra de la
voluntad de la familia o los propios niñ@s.
Una red paralela que separa al
alumnado del entorno, supone falta de relación con un grupo de iguales, una
disminución de las relaciones, y es una de las primeras piedras para construir
la discriminación. Además, esto no es solo un problema para l@s niñ@s con
diversidad funcional, sino que los niños sin diversidad funcional pierden la
oportunidad de aprender de las primeras y toman una visión de que estas son
raras, personas a las que no hay que acercarse para no ser como ellas. Esto
encamina hacia una visión fascista del mundo.
Además, les damos este enfoque,
lo asumen y después pretendemos revertirlo con discursos y currículum, pero es
más fuerte la violencia que han aprendido.
Si la formación docente, los
recursos materiales y la organización escolar estuviesen enfocados a acoger a
la diversidad, los docentes tendrían mejores herramientas para atender al
conjunto del alumnado.
¿Crees que se están dando pasos firmes hacia la escuela inclusiva?
Una parte es firme. Existe cierto
consenso científico, pedagógico y jurídico que apuesta por la escuela
inclusiva, y este cada vez es más sólido. Pero el compromiso y consenso
político no está nada consolidado, de hecho se están dando pasos hacia atrás
desde la política general: se han quitado recursos, aumentado ratios y
expulsado a alumnos hacia centros de educación especial.
Se ha reavivado una visión de las
personas desde un punto de vista utilitarista y productivista. A nivel de
política catalana y española las leyes son ambiguas y validan la doble red
(educación especial – educación ordinaria). Es necesario un cambio legislativo
de acuerdo con el citado consenso científico, pedagógico y jurídico.
El pedagogo canadiense, Gordon Porter instaba, en una entrevista
concedida a El diari de l’Educació, a
nuestro sistema educativo: “Coged los recursos de la escuela especial y
ponedlos al servicio de la inclusión”. En este mismo sentido, en tu ponencia
durante la I Jornada Bambú cia. de teatre, el pasado 18 de julio, hablaste de
convertir los Centros de Educación Especial en centros de recursos para los
profesionales de la educación. ¿Podrías hablarnos de esta idea?
Se debe hacer una planificación
desde una perspectiva que dure más de lo que dura una legislatura, que no
dependa del partido político de cada momento. La inclusión debe ser un hecho
compartido. La inclusión pasa por hacer converger la red especial con la
ordinaria. Los espacios físicos destinados actualmente a la “especial” deben ser
espacios para maestr@s y profesor@s, no espacios para separar a niños y niñas.
El pasado 20 de noviembre fue la conmemoración de la Convención de los
Derechos de la Infancia de 1989. El artículo 23 de esta convención se refiere a
los derechos de l@s niñ@s “disminuid@s”. ¿Qué opinas de su formulación?
Se trata de un planteamiento un
poco absurdo ya que lo que se establece como “derechos específicos” para este
colectivo es para tod@s l@s niñ@s. Tendría sentido una mención específica si
esta sirviese para dar herramientas específicas que materializasen los derechos
comunes a tod@s. Resulta contraproducente establecer ciertos derechos
especiales para gente especial, ya que genera guetos y valida la red paralela.
Se trata de una declaración de
intereses superflua. No es perjudicial, más allá de la palabra (disminuid@s),
pero no genera herramientas específicas.
La escuela inclusiva debe generar
las mismas oportunidades para tod@s. Creando una diferenciación de manera
inútil, lo único que se consigue es evidenciar que el grupo es diferente pero
no se hace nada para garantizar los derechos.
Falta densidad de relato social
para que cada cual pueda situarse donde mejor se sienta, si esto no existe,
desde la escuela l@s niñ@s deben aprender que tienen derechos y a como
ejercerlos, a cómo gestionar los recursos disponibles. Por ejemplo, cómo
gestionar la disposición de un asistente personal es un proceso que debe
comenzar desde la escuela.
¿Crees que las familias con hij@s con diversidad funcional reciben una
adecuada información, orientación y apoyo?
La información que se da, hace
responsables a los padres de la atención, y todo se centra en la autonomía
física, no se habla de autodeterminación y autonomía moral. Aunque no conozco
este tema con detalle.
¿Qué opinas sobre la sobreprotección por parte de las familias y la
discriminación positiva que puedan ejercer, por ejemplo, en relación a herman@s
sin diversidad funcional?
Todos los padres se encuentran en
la dicotomía libertad-protección, en el caso de padres y madres con hij@s con diversidad
funcional el objetivo es la protección, y esto sucede porque no tienen
herramientas para visualizar a sus hij@s de otro modo.
La cultura y el papel de los
profesionales deben cambiar, enriquecerse, se deben potenciar partes en las que
ahora no se está poniendo el foco.
Faltan herramientas para que l@s
hij@s con diversidad funcional hagan las cosas a su manera. Hacen falta
recursos tecnológicos, asistentes personales, etc. El problema es que faltan
herramientas, pero lo que se visualiza es que no hace cosas porque no las puede
hacer, o porque su manera de hacerlas no es legítima o adecuada.
No es lo mismo “no poder hacer”
que “no tener apoyo para hacer a su manera”.
¿Crees que en nuestro país aún existe un grado elevado de
discriminación hacia las personas con diversidad funcional?
Hacen falta recursos, pero
también una ideología, tanto a nivel de productos culturales más realistas,
como en los profesionales, para orientar los recursos.
No sirve de nada que una persona
disponga de una silla de ruedas si le angustia salir a la calle y que le miren
mal.
Hace falta un cambio de valores
alrededor de la diversidad funcional, una aceptación de la diversidad humana y
un relato social más rico que permita situarse igual que el resto de personas.
¿Cuáles crees que son los ámbitos en los que más limitado se sigue
viendo el acceso de personas con diversidad funcional?
En pleno siglo XXI aun se encuentran
barreras en múltiples ámbitos: transporte, urbanismo, arquitectura… Estas
barreras aíslan del resto de personas y de los procesos sociales.
A nivel político y social hay una
gran falta de recursos al servicio de la persona. Falta cantidad y calidad de
recursos, y estos deberían ser flexibles para que se puedan adaptar a cada
persona.
El problema de fondo es que falta
un compromiso político que haga útiles las buenas leyes que tenemos. Hace falta
un cambio de mirada y valor a nivel cultural que vea a las personas con
diversidad funcional como personas de derecho, con derecho a vivir y convivir,
y no sólo a sobrevivir.
También es importante incorporar
los ejes del placer y del deseo. Incorporar el tema de la sexualidad ayuda a
romper la infantilización de las personas con diversidad funcional. Se obvia
que en la dependencia hay responsabilidad política. Si se nos ve como
biológicamente dependientes es normal infantilizar, ya que los naturalmente
dependientes son l@ niñ@s.
La visión de las personas con
diversidad funcional como seres sexuados facilita la ruptura de la visión
infantilizadora. La sexualidad debe ser un motor para que las personas tengan
el deseo de tener una vida propia, para desear intimidad y libertad.
En la actualidad, se enfoca el
abordaje como gestión, que es la parte más pequeña y sencilla, pero el mayor
problema es que las personas no demandan vida independiente, no demandan tener
vida propia. Las personas con diversidad funcional han interiorizado que su
cuerpo está fuera del deseo y el placer y eso se traduce en una menor demanda
de vida propia con intimidad y libertad.
También es importante la
disposición de un entorno de apoyo entre iguales.
¿Qué es lo más importante que debería cambiar?
Hay dos factores que son la base
de la opresión: El patriarcado y el capitalismo.
En cuanto al primero, en las
sociedades patriarcales, donde la mujer vale menos que el hombre, estas están
destinadas a los cuidados domésticos de las personas dependientes, y cualquier
otro recurso resulta más caro. No se puede competir contra esto.
Sólo en las sociedades en las que
las mujeres valen lo mismo que los hombres, funciona la vida independiente de
las personas con diversidad funcional.
En cuanto al capitalismo, este
piensa a la persona como ser productivo, por lo que las personas con diversidad
funcional lo tienen mal. Es necesaria una alternativa a la competencia salvaje
de la capacidad.
Estas son las dos patas del
capacitismo, y suponen grandes peligros que debemos combatir. Y recíprocamente,
combatir el capacitismo ayudará a luchar contra el patriarcado y el
capitalismo.
¡Mil gracias Antonio!
Aquí os dejo algunos enlaces de interés en relación a la entrevista:
- Web oficial del documental "Yes, we fuck" http://www.yeswefuck.org/
- Web oficial de la película "Vivir y otras ficciones" http://viviryotrasficcionesmovie.com/
- Web oficial de Solcom http://www.asociacionsolcom.org/, en ella podéis encontrar la declaración de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con diversidad funcional, así como un Decálogo por el derecho a la Educación Inclusiva.
- Web oficial de la Oficina de Vida Independiente http://ovibcn.org/
- Declaración de la Convención sobre los derechos de la Infancia http://www.unicef.es/infancia/derechos-del-nino/convencion-derechos-nino
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